Recuperando el tiempo perdido, tomando vuelo, haciéndome sentir bien.

viernes, 1 de octubre de 2010

Nunca volverían a resonar mis zapatos contra su duro suelo de níveo mármol. Tampoco podría romper el hielo que cubría su corazón, fuerte y gélido como una bocanada de aire en plena nevada. Nunca volvería a caer en su juego de niños sin sentido, que casi siempre acababa con más pena que gloria.
Su cama quedaría vacía de mi presencia, porque su lecho de muerte era perpetuo en mi. Todas las promesas que hizo no eran de verdad, pero ya ni siquiera las mentiras amargan, se perdió tu olor de mis ropas. Habías desaparecido

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