¿Tú aquí de nuevo? Te hacía en algún lugar como poco muy alejado. Sintiendo el aire de nuevo sobre tus mejillas, respirando en tu glaciar de alegría. Olvidándome. Porque para eso te marchaste ¿no? Espera, no me lo digas ¿Te arrepientes? Sé que no. Ni un ápice del daño que me causaste te provoca remordimiento alguno. Ya no soy nadie. Ni siquiera existo en tu vida. Aún guardo algo de tu ropa, creo que está junto a los besos que esperé. Junto a las lagrimas que derramé. Junto a todas las promesas que vertiste sobre mi esperanza. Sobre mis ilusiones rotas. Remendando algo irreparable a golpe de nueva ilusión. Sé que no te quedarás mucho tiempo. Aún quedan demasiadas cosas que hablar. Y eso te da miedo. Pánico para ser sinceros y siéndome completamente sincera aún hay algo. No sé donde. Pero estar está y no consigo arrancarlo de mi por mucho que quiera. Por mucho que aún duela. Todavía resuena tu voz en mi cabeza. Como cuchillas clavándoseme en lo más profundo del alma. Todo lo hice mal. Y lo que no hice, también. Porque mi amor no era suficiente. Yo no era nadie digna de merecerte. Puedes marcharte cuando quieras. No intentaré retenerte más tiempo. Porque a pesar de todo, nunca fuiste mío.