Me sentí estremecer. Sonreí al recordarle. Miré hacia el horizonte, pensando en aquellas tardes, buscándonos entre las nubes, encontrándonos en besos y sentirnos en caricias. Caricias, prohibidas, preciosas. A pesar de todo lo único que necesitaba era su cara cada amanecer.Verle sonreír. Porque si él estaba yo también. Porque si él era, yo también. Porque después de tanto tiempo, de tantas lágrimas, lo único que quiero es pasarme la vida bailando a su lado.
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